lunes, 10 de diciembre de 2012

Ambición

 Porque es ahí cuando te das cuenta de la verdad. Ese momento de tu vida en el que frenas y empiezas a reflexionar. Reflexión: vínculo de confesión entre almohada y la persona. Has perdido la ilusión, se ha esfumado el brillo de tus ojos. Te rebajas al nivel de personas sin carisma, aún sabiendo que eres superior, dejas aflorar lágrimas de incomprensión. Cuando de tus cascos brota una canción y de tus manos nacen palabras de dolor, directas del corazón al puño. Tienen lugar las miradas incesantes por parte de la envidia personificada, miradas perturbadoras para el observado. Porque siempre será el observado. Siendo el único atisbo de satisfacción el poder ver cómo ellos se creen victoriosos tras la mirada vacía del observado y sin embargo, le han regalado el premio: estar en boca de todos. Han hecho de una persona rota por el odio sentido, alguien seguro de aquello que cree. Mientras ellos siguen corrompiendo la inocencia. Pretenden ser el todo de la nada. Y la nada es la ausencia del todo.

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