sábado, 18 de enero de 2014

Vuelta a la pluma

Hoy, tumbada en mi cama, he llegado a la conclusión de que no he superado la gran derrota de mi corta existencia. Allí acepté por fin que he perdido lo que más he deseado en toda mi vida. Por desgracia no exagero cuando digo: en toda mi vida. Me costó 15 años conseguir mi sueño y me costará 15 años más afrontar la pérdida del mismo.
Voy a coger aire y expulsar con él todo el dolor. Creo que es la primera vez que tengo agallas para hablar sobre el tema. Mi caballo. Mi gran deseo, mi todo. Lo he perdido y con él mi afición. He dejado de creer en mi pasión. Me siento como se sentiría un gran creyente que ama a su dios, y aun habiendo dado todo por él, este le ha arrebatado todo lo que tiene.
Lo asemejo al amor, dicen que el primer amor nunca se olvida, por eso me arriesgo a creer que nunca olvidaré a mi primer caballo. Puede sonar realmente mal esto que digo, como si lo hubiese conseguido y al instante perdido todo el entusiasmo. No, juro que no. Tenía el pensamiento de: "me he caído mil veces, puedo soportar mil más" Se han agotado mis fuerzas.
Nadie salvo otro jinete puede conocer  a ultranza lo que se siente en esa milésima de segundo en la que ves a tu propio cuerpo caer como un peso muerto. No ves tu vida pasar ni mucho menos. Piensas "¿me voy a matar?" Y cuando recuperas el sentido lo único que quieres es ponerte en pie, se te corta la respiración, solo quieres comprobar que sigues bien, que no te has quedado postrado en una silla de ruedas.
Me idealizaron un mundo erróneo, lleno de plenitud, belleza, felicidad. Sin embargo, he llorado más de lo posible por mi gran compañero, que resultó no serlo. Me cambiaron al fiel animal que come manzanas en el prado mientras los rayos cálidos del sol inciden sobre él, por un animal nervioso e impredecible en una cuadra de 3 metros.
Me he visto obligada a dejar lo que más me gustaba. Se me daba, me atrevo a decir, hasta bien el hecho de subirme a un animal y galopar. Me encanta la sensación que produce. Ahora dudo sobre la posibilidad de subirme a otro, porque me ha dejado secuelas. Secuelas que me impiden avanzar.
Ha pasado mucho tiempo y no he conseguido superarlo, ni siquiera soy capaz de hablar del tema. Cuando me preguntan solo logro contestar: "es muy difícil de explicar" y eso en el mejor de los casos. Supongo que os sonará el famoso: "puedo escribir los versos más tristes esta noche" pues bien, esta es mi noche, y estos mis escasos versos tristes.