domingo, 15 de noviembre de 2015

¿Error?


Cuando de una decisión depende tu futuro, lo piensas cautelosamente. Es como la elaboración de una noticia: coges todos los datos posibles, buscas fuentes fiables, seleccionas datos, ordenas dichos datos y elaboras el texto. Luego habrá tiempo de ediciones y retoques. Así hice yo, fue un proceso lento, pero seleccioné y deseé haberlo hecho bien.
Pero luego publicas la noticia y entiendes que había mejores fuentes, que deberías haber cosechado más opiniones, que quizá faltaba más edición... Pero la noticia ya está publicada, ya la han leído tus lectores. No hay retoques que valgan.
O quizá sí. Quizá me quede la opción de rectificar y acepartelo con disimulo en una página de menor importancia del diario. Aunque en realidad el error reside ahí, en entender los errores como algo vergonzoso. Deberíamos plantearnos la vida de otra forma y comprobar que sustraemos conocimientos de los errores. Al errar comprendemos que no recorríamos el camino correcto, vemos necesario el cambio y eso no debería ridiculizarnos. Y si es así, será de valientes asumir la derrota y rectificar a tiempo, porque lo realmente vergonzoso será volver la vista atrás y sentir que nos equivocamos y no tuvimos valor para cambiarlo.
Escribirlo queda muy poético. Recomendarlo queda de persona entendida que sabe aconsejar, Pero ¿vivirlo? Vivir la derrota duele, y más si hay terceros que te lo recuerdan a cada instante. Yo todavía no sé si me he equivocado, pero quiero descubrirlo en cinco años. Volver la vista atrás y poder afirmar: "he conseguido algo por lo que nadie me respaldó" Ahí está lo bonito, en defender aquello que queremos a ultranza, y que nos echemos a la espalda a todo aquel que va en contra. Solo sé que no voy a rendirme porque unos cuantos no me vean apta. Yo me creo capaz, y eso... Eso es lo único necesario.